Atisbo sobre el refrán la apariencia desnuda de cada hermitaño, en cada trazo.
No se especula con el límite del juego de los otros,
como con los peldaños de alguna institución:
se tiñe de voces y espectros sonrientes.
Se mora...
Quien posee los altivos secretos de los Acompañantes Naturales,
habitaciones desmesuradas, artefactos de sentido y espera,
vendrá construido por sus voces que tiñen el deseo de lo hallable;
la exuberancia de lo innombrable reencontrado por segunda vez:
cuando a mi sólo me pertenece pensarlos al viento de alguna encrucijada.
¿Por qué tiñen el deseo de lo hallable tus acompañantes?
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